PEQUEÑAS TRAICIONES

BALCÓN DE PIEDRAS
Memorias de un vigía por José Simón Escalona

“PEQUEÑAS TRAICIONES”

Mis familiares y amigos me reclaman que suelo confiar a primer trato con las personas, y por eso las pequeñas traiciones me lastiman con ardor. Una bella amiga me preguntó a qué me refería con pequeñas traiciones. La definí como las penas que sufres íntimamente sobre alguien a quien diste toda tu confianza y luego burla tus sentimientos, sometiéndote al escarnio público, al abandono, a la indiferencia. Son tan dolorosas, para continuar con símiles, como si corrieras completamente desnudo a través de un campo de rosas rojas y olorosas. Un lugar hermoso donde las espinas van desgarrando tu piel y el cuerpo enrojece por la sangre, al final de la travesía los rasguños te dejan en carne viva. Como esas cortadas que causan los papeles nuevos en los dedos.

Confiar sin recelos es una manera de vivir en busca del amor, mis obras de teatro, mis telenovelas y en general los espectáculos que me gusta producir, están conectados a ese sentimiento, emoción, búsqueda. Algunos me tildan de cursi. No estoy de acuerdo, por supuesto. Lo cursi es una manera de actuar con pretensiones y en especial de mal gusto. No es que me sienta ajeno a esas calificaciones, no soy tan soberbio, pero si entiendo que pueda ser a veces demasiado meloso en mi trato con los otros y en ocasiones roce la candidez. En eso sí creo que tengo un grado de cursilería, que me viene tal vez de mi origen pueblerino pero también de mi sentimentalidad de cristal, a pesar de ser de una generación de mediados del siglo pasado y castigada en muchos sentidos. Sé que hay situaciones que me ponen al borde del llanto, de derrumbarme emocionalmente.

Ese primer campo de rosas me sucedió justo antes de mi adolescencia. Siendo todavía niño, desprenderme de mi hogar en mi pueblo natal dejó una herida más profunda que las de las espinas del rosal. También significó un dolor penetrante cuando en la pre adolescencia me enamoré por primera vez de María Belén, en Valle de La Pascua, una muchacha llanera de origen español, una copia de la Blancanieves de Disney en los morichales criollos. Su piel de garza blanca, sus ojos de pozos verdes, sus labios de pomarrosas y su cabellera nocturna despertaron el corrío de mis anhelos. María Belén era una paleta de colores y emociones. Tan alta y distante de mi edad que fui objeto de las burlas de todos, yo parecía un bastón enclenque para una deslumbrante princesa de cuentos; por supuesto que ella no tuvo ni intenciones ni culpas sobre esa pequeña traición. El tiempo me dejó entenderlo. Una pasión sin futuro.

Recuerdo también cuando dejé a mi Grupo Theaomai el año 1972, donde me formé como actor y hombre de teatro durante los primeros cinco años de experiencia teatral. Una inteligente y amada actriz, me llevó frente a mi director para que le aclarara que no era mi novia, pues quería aceptar su cortejo. Quedé devastado. Cada memoria sobre el escenario, los camerinos y las primeras giras me enamoraron del teatro, pero entendí que no toda su gente era fiel a la amistad ni el amor. Como si se tratara de la obra de Harold Pinter, entendí la traición íntima.

Me sucedió con el primer amor sexual a los diecinueve años, me dejaron por un amigo. El despecho fue depresivo. Creo que pasé años de soledad y dolor, aunque sé que a esa edad los meses se cuentan como años. Más adelante me cuesta desprenderme de mis sentimentalismos y aunque parezca imposible, esas pequeñas traiciones no crearon desilusión, ni desesperanza. Por supuesto que también hay amores que dejaron una huella más hermosa, y como dije en ocasiones anteriores especialmente las amistades me fueron construyendo en la búsqueda de la felicidad.

Los traidores se encuentran en el último anillo del Infierno de Dante, en el frio hielo de los más nefandos pecadores. La traición íntima, la ingratitud humana, es mi mayor desesperanza, mi miedo más feroz. Ese pánico y dolor cerraba nuestra versión de “La Divina Comedia” con el Theja para entregar nuestra Sede en el Teatro Alberto de Paz y Mateos el año 2009. El día del llanto congelado.

También en el teatro recuerdo mi obra “De todo corazón”, en las dos versiones: el estreno con Javier y Julie bajo la dirección de Javier Moreno en el Teatro Alberto de Paz y Mateos; luego con mi hermana Nacarid Escalona y Alfonso Medina, bajo la impecable producción de mi hermana Angélica para el Trasnocho Cultural. Ese teatro que es tregua y arte y al que esperamos regresar muy pronto. Tenemos fecha para iniciar la temporada 2022. Por cierto ambos montajes rescatados de nuestros archivos de videos familiares están publicadas en la Cartelera del Theja.

          

VER DE TODO CORAZÓN TEMP. 1995  VER DE TODO CORAZÓN TEMP. 2009 

A pesar de los recuerdos amargos del principio de esta crónica introspectiva sobre el amor y sus decepciones, hay señales que nos van guiando por el camino de la belleza. Las expectativas no satisfechas en nuestras relaciones amorosas, las mezquinas traiciones de amantes ingratos, las conversaciones de alcoba convertidas en mentiras, se contraponen a las cenas con familiares y amigos que son una caricia, una ventura, ilusión y esperanza. Adoro conversar, escuchar, expresar ideas sin disimulos ni restricciones, confiado en la bondad ajena, en el alma humana, en el calor de la pasión y de la comunicación abierta. En esas está el impulso para continuar aquí, entre mis querencias: la tierra húmeda, el cielo limpio, las montañas azules y sabanas sin fin, los ríos caudalosos y las costas con su espuma, las Vírgenes en sus capillas y la lluvia cuando es ligera. El paisaje de la confianza.

Esta semana fui a vacunarme con la segunda dosis que me corresponde por edad de acuerdo a los planes públicos, me dolió ver a la gente tan mayor indignada bajo el atropello, la desconsideración, el autoritarismos, la imposición del que usa la fuerza como única justificación a su falta de cortesía y respeto por los derechos humanos; pero esto de parte de los que deberían dictar el ejemplo, porque entre la gente humildad, bajo el sol, con el madrugonazo y la espera de tantas horas sin poder satisfacer las necesidades más básicas, entre esa gente, si sentí en la mayoría una demanda de solidaridad. Por supuesto que se escuchan argumentos sin fundamentos éticos ni sociales, pero hay algunos que no quieren colearse, ni burlar a un ser desvalido, ni desconocer el auxilio a un enfermo. Yo me quedo con esa gente, entre ellos, por ellos, por mi mismo hay señales para resistir.

Hay que aceptar los cambios, domarlos como un buen jinete con la bestia salvaje. En eso me empeño en estos tiempos donde ahora los años me parecen tan cortos como los meses en el rosal de las espinas.

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José Simón Escalona

Nace en Ciudad Bolívar, Edo. Bolívar, Venezuela, el 17 de mayo de 1.954. Estudió Arquitectura en la Universidad Simón Bolívar y Artes en el Instituto Pedagógico de Caracas. Inicia su actividad artística como actor en 1.967 y funda el GRUPO THEJA en 1.973, agrupación cuyos éxitos han traspasado nuestras fronteras y en la cual se desempeña como Presidente Fundador y Director Principal.

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