“ÉTICA”
A inicios de los años noventa estuve en Atenas por primera vez, el descubrimiento de la ciudad antigua y de su gran teatro al aire libre con capacidad para más de seiscientos atenienses y visitantes me confrontó con el aspecto profundamente ético del Teatro Griego, teatro y sociedad, teatro y política, teatro y civilidad.
La ética refiere al comportamiento humano, la búsqueda de la felicidad y el cumplimiento del deber vital. Podríamos conectarla a lo moral, a la filosofía, pero en términos prácticos es mucho más sencillo: equilibrar nuestro ímpetu con la prudencia y la generosidad. No pretendo con estos conceptos aligerar las reflexiones desde la antigüedad aristotélica hasta las reflexiones modernas de Fernando Sabater, sino comunicar de manera didáctica la práctica de la convivencia y creatividad.
El Grupo Theja autodefinió su búsqueda teatral como una manera ética y estética de hacer Teatro, pero desde la dirección de mi agrupación siempre privilegié la comprensión de lo ético para conformar un equipo humano. Principios que nos unen como artistas en nuestro modo de actuar y no solo sobre el escenario. Son acuerdos para permanecer unidos y expresarnos artísticamente en el teatro. Desde lo íntimo y personal, pasando por lo grupal para mostrar al público.
El sentido de la ética es mantener la contención, la reflexión, como normas de nuestras relaciones sociales, pero en especial de la generosidad. Ser generoso es una virtud, y no quiero soslayar lo moral, sino expresar el fin de la felicidad que significa dar, enseñar, guiar. Es la parte luminosa del ser humano. Origen de la aristocracia. El amor.
Si los dramaturgos de la antigüedad clásica resumían en las pasiones humanas: ambición, venganza y amor, los impulsos de la actuación humana, es solo la pasión del amor la única constructora de bondad, de solidaridad. La ambición del poder corrompe al individuo, como la venganza lo deshonra y solo el amor, teniendo que vencer celos y otros sentimientos mezquinos y degradantes, puede lograr en la base del equilibrio, la armonía, la belleza, su realización. Sublime en lo espiritual. El impulso, el arrojo, el valor, el talento para vivir y alcanzar la plenitud.
En mis conversaciones con pupilos artísticos y nuevos jóvenes amigos, también expongo de entrada los conceptos sobre los cuales construyo mis realizaciones y relaciones. Como un tratado, un acuerdo, un contrato que al aceptar da inicio a la creación conjunta, bien sea artística o personal. Entiendo que es una manera básica y hasta peligrosamente reductiva del pensamiento y las reflexiones que nos impone la conciencia, pero es una declaración de principios para entendernos en los fines creativos, agradecernos en la amistad y el amor.
En el Theja estrenamos “Troyanas” en 1993 bajo la dirección de Javier Vidal, mito y racionalidad, guerra y paz, vencidos y vencedores. En aquel primer viaje a la ciudad de Atenas me propuse una versión de “Prometeo Encadenado”, inspirado en la fuerza de la generosidad del semidios hacia los hombres al otorgarles el conocimiento del fuego, lo que desató la ira del tirano Zeus y un castigo criminal por el sentido ético del héroe humanista. El teatro nació ligado a los principios, a la libertad de expresión, al germen de la democracia, por ende el teatro nació como ética del pensamiento y la acción.
El principio ético es el inicio hacia la búsqueda de una estética que se funda en esos valores humanos que hoy mencionamos como derechos universales, de ahí su belleza y arte. Cuando nuestra polis actual se expresa en la prensa, en el Teatro, Cine, Televisión y en especial ahora en las Redes Sociales, no dejo de pensar en aquel Teatro Griego y sus enormes capacidades comunicacionales, una sociedad respirando al unísono en la emoción, en la reflexión de su mensaje, un aprendizaje sobre la historia, el mito, la interpretación dramatúrgica y escénica, y por supuesto en los peligros que desata la lucha contra el oprobio y la maldad. Por ello el teatro sigue siendo el espacio principal en el cual quiero expresarme ante lo público, con los públicos.
Mi Atenas es el país que hoy sufre hambre, que clama por mejores condiciones de vida, por derechos sociales fundamentales de salud, educación, justicia, servicios y los consecuentes deberes ciudadanos, de ética en toda la extensión de su expresión. Entiendo que hay políticos malos y sueño con los buenos, para ponerlo en términos morales. Aspiro que así como se levanta una sociedad con conciencia ambientalista, se desarrolle al mismo tiempo con valores éticos que defiendan lo mejor de la convivencia civil: la democracia. Por todos los dioses antiguos y el Todopoderoso de cada individuo de Fe, no hay arte sin estética, no hay sociedad sin espíritu, no hay política sin ética.