HACIA LA CELEBRACIÓN DE NUESTRO 50 ANIVERSARIO
Temporada 2003
Este montaje lo entrego veinte años después. Luego de Las pasiones, finalizadas en 1983, me empeñé en presentarle al grupo Theja mi primera versión de “El Público” de Federico García Lorca, el amado poeta y dramaturgo. No se trata de una versión del texto del poeta, se trata de una interpretación escénica, libre e irresponsable. Comprometida, eso sí, con el corazón del poeta, con su vida, su poesía, su teatro, su viaje a New York y el Caribe de aquella Cuba de su tiempo. Su impacto ante la ciudad de Manhattan y su barrio de Harlem, los negros americanos, la libertina sexualidad del Caribe, su descubrimiento de un mundo salvaje para el amor, para la poesía, para el espectáculo, tan distintos a la naturaleza de su Granada natal. Perdonen la desproporción, pero en la poesía de “Poeta en New York” y en “El Público”, siempre me sentí descubierto a mí mismo. Criado en la pueblerina Angostura del Orinoco y una Caracas aldeana, cuando visité New York en los años setenta, me sentí igualmente atrapado. Ese espíritu que leía en la ´poesía y el teatro de Federico luego de aquel viaje, siempre se me antojó como la expresión de un genio sobre la misma emoción que yo había vivido en aquellos setenta. Mi viaje continuó a Londres, donde mi hermana Angélica, la bailarina de mis espíritus, estudiaba danza. Ella me acompañó a King Road hasta encontrar el teatro, en ruinas, donde se representaba “The Rocky Horror Show”, yo quedé prendado, y si buscaba desasosiego para el impacto de mi viaje a New York acompañado de Javier Vidal y de nuestro ángel Marco Antonio Ettegui, encontré en la Londres del nostálgico Glam Rock, del Punk callejero, tomado de la mano con mi hermana Angélica y la guitarra de Alfonso Montes, la huella artística más trascendente de mi vida. Así concebí, en mi mente ya enfebrecida, la Trilogía de las Pasiones, que llevé a escena en los primeros ochenta. Todo mi teatro de aquellos días está empapado de las vivencias, experiencias contundentes del viaje. Este “El Público” tiene ese tiempo y el bouquet de veinte años de cava. Decidí abordarlo. No sin miedos y despropósito. Una de las tardes del VI Taller de Jóvenes Artistas, me asaltó la memoria ese recuerdo, y les hablé a mis hermosos, jóvenes y talentosos muchachos aquella obsesión. No sé quién quedó más entusiasmado con los trazos de aquel borrador, pero ellos fueron los inspiradores, con su energía, su pasión por el teatro, sus cavilaciones sobre el amor, su inmensa calidez hacia mí, sus ojos vivos, sus voces sinceras, su vigor y mi enamoramiento. En pocos días corregí sobre papeles marfiles una primera entrega. Pero mi versión tenía ahora la edad de mi tiempo en el teatro. Me atormentó la idea de que el teatro que debo hacer ahora exige artistas maduros, me impone absurdos rigores y librando la batalla conmigo mismo, avergonzado de tal inflexibilidad, leí la obra para el Theja y el Taller, en el escenario del Alberto, rodeado de la gente que he amado, algunos desde toda la vida, otros hace tantos años como tiene el Theja, unos menos y estos muy nuevos. Por qué no hacer “El Público” con mis muchachos, aunque tuviera que hacer una nueva lectura, apoyada en la pasión de la recién estrenada juventud de ellos, como lo hice con el primer Theja. Y he vuelto a sentir la emoción del principiante.
“El Público” es una obra en cinco cuadros, hay uno supuestamente extraviado que compusimos en una canción por mantener el posible error de numeración. Cada cuadro es la misma pieza recontada de modos distintos; como es de esperar del genio de García Lorca, pudo haberla contado un millón de veces más, y siempre nueva. El tema del amor, el tiempo y el espacio es el teatro. Nosotros le dimos una lectura, apenas una, simple, sencilla, reconstruyendo una anécdota pobre. No somos tan pretenciosos de alcanzar la inmensidad de la obra.
Gerardo Soto, actor ejemplo de nuestro grupo, sirvió de modelo y ahora de socio en la escena. Angélica, Vidal, Inojosa, Javier Moreno, María Petit, Gardié, Maigualida, como maestros del Taller, les dieron la base para el reto. Nacho Huett ha creado la música con sensibilidad y pasión, artista integral Theja por excelencia, comparte la pasión y el ritmo escénico junto al Taller. Luego Juan Carlos Pabón y Juan Ernesto Pabón, del anterior Taller y sangre del Theja actual, se sumaron a los ensayos para terminar la puesta. He contado además con la ayuda de Alonso Santana, Valentina Herz, Raquel Ríos y muchos otros que siguen dando su entrega para sentir que hay suficiente Amor y Teatro en el Theja, el asunto central de la obra universal que hoy profanamos con la venia de nuestra admiración infinita, agradecida por el poeta Federico García Lorca.
Escrito para el Programa de mano. 2003
¿Qué decir, explicar o comentar sobre mi participación en este montaje? Para comenzar, me sentí muy emocionado cuando José Simón me llamo para decirme que quería que yo hiciera el papel principal de la obra “El Publico” de Federico García Lorca. Desde ese momento tuve sentimientos encontrados, aunque era un honor para mí y había leído la obra varias veces, incluso en el grupo Theja ya la habíamos discutido en una oportunidad. En realidad, debo reconocer que no era una de mis preferidas de Lorca, quizás porque es una obra tan caótica en su estructura, una obra que casi nadie representa y porque cuando la leí era muy joven y no la entendía, puede que hayan sido razones por lo que no me sentí identificado por ella.
Bastó el primer día de reunión con José Simón y el Taller, para comenzar a enamorarme del proyecto y de la obra. Su propuesta escénica era tan clara y tan atrayente para un actor de mis características, que quedé maravillado. Él la ubicó en el contexto de un setentoso Glam Rock, cuyos líderes eran, entre otros: David Bowie y Freddy Mercury y su Queen, “absolutos ídolos para mí”. La idea era hacer un espectáculo Glam, en base a la obra de García Lorca; eso fue lo que me atrajo en un principio, la forma en la que iba a ser montada, la parte exterior del paquete.
Una vez que comenzamos el trabajo de mesa, las lecturas, el análisis de esa poesía hermosa e impenetrable, comenzó el verdadero disfrute. Enrique es un personaje abstracto, lleno de rupturas, no solo de planos temporales, si no de emociones, de ideas, de espíritu y de intelecto. Impregnado, desde el punto de vista de nuestro montaje, de lo que fueron estos maravillosos y ambiguos cantantes en los setenta. Es realmente complejo. Hicimos, un trabajo minucioso, de comprensión de cada palabra, cada línea, cada frase, armamos ese supuesto rompecabezas y le dimos la coherencia que el espectáculo necesitaba. Yo, como actor, no cesaba de preguntarme: ¿Cómo hago para darle carne y forma a este personaje? Para que se entienda y para que conmueva a la audiencia, ¿qué debo hacer?
Ya habíamos pasado por el “qué”, por el “por qué” y el “para qué”, ahora faltaba el “cómo”, el cómo lo digo, cómo lo hago, cómo lo transmito. Pues, llegué a la conclusión que solo a través de la emoción, solo por medio del desgarre emocional noche a noche, y de una entrega absoluta a la pasión del teatro, podía hacer que el público se conmoviera. Se convirtió en una experiencia extraordinaria a nivel actoral. Entendí que por encima de ser una obra que habla sobre el mundo interior de su protagonista, habla sobre el mundo interior del teatro y eso la hace hermosa e imprescindible para todos aquellos que estamos viviendo siempre en este sueño, que, SI se hace realidad cada vez que estamos sobre un escenario
Nos acompañó un altísimo nivel de producción, una escenografía, vestuario y maquillaje conectados con el esfuerzo actoral.
Tanto para el novel elenco, el Taller de Jóvenes Artistas del Grupo Theja, como para mí, fue un punto de partida hacia un crecimiento increíble como artista. No solo en cuanto al oficio del actor, que lo hubo, ya que, cantábamos la increíble música de Nacho, bailábamos la maravillosa coreografía creada por Angélica e interpretábamos la impactante puesta del maestro José Simón; sino en cuanto a nuestro amor por el teatro, por su simple complejidad y por la magia que nos ofrece. Porque de eso habla la obra, en fin, sobre el teatro, sobre ese arte que sobrevive en medio de un mundo absolutamente sistematizado; y sobrevive por lo artesanal y lo sencillo que es y porque es el hombre en su infinita capacidad de amar el único que lo puede hacer.
Escrito para el Programa de mano. 2003
“El cielo orina a las magnolias para ponerlas de cuero”
DIRECCIÓN DE PRODUCCIÓN: José Simón Escalona
IX TALLER DE JÓVENES ARTISTAS THEJA (2002-2003): Eben Renán, Raquel Yánez, Dante Gil, Doriam Sojo, Rafael Ortiz, Orlanis Barreto, Carla Imparato, Laura Pérez, Johana León, Jhon Peña, Elisa Moody, Christian Rodriguez
Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), Embajada de España
Ateneo de Caracas, RCTV
TEATRO ALBERTO DE PAZ Y MATEOS DEL GRUPO THEJA-CONAC
TEMPORADA 2003
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