HACIA LA CELEBRACIÓN DE NUESTRO 50 ANIVERSARIO
Temporada 1997
La escribí a lo corto del ´95. Comencé la primera semana de enero y puse el punto final el 31 de diciembre de ese mismo año. Durante ese proceso viajé a El Cairo y conocí Ámsterdam, Fráncfort y París. Durante ese año, cuando llevaba la mitad de la obra escrita, la interrumpí para realizar la temporada de “Todo corazón” de José Simón Escalona. Antes de retomarla, después del considerable reposo, finalicé una pieza corta intitulada: “Yamal, el anticuario”. En el ´96, volví a París, Madrid y Barcelona. Por estrategia grupal escribí “Show Time” en menos de cinco semanas. Parte de ella la completé en Oporto, Portugal. “Actos Ilícitos” postergó su estreno. Después de toda esta experiencia volví a retomarla y la corregí a finales de 1996, por aquello de que escribir es corregir. Participó en el fenecido Concurso de Dramaturgia Santiago Magariños donde fui rechazado como otros tantos dramaturgos. Eso me dio más seguridad. La pieza parte de mi vida, como toda mi obra. La época es una excusa de los finales espirituales y los cortes temporales que solo existen en nuestra imaginación. La Venezuela de la esperanza, ahora se desespera en otro final de siglo (milenio). Traté de plantearme primero la estructura de diálogos para cuatro personajes. Por ello son seis actos o diálogos. A pesar de esta imposición en el quinto acto uno de los personajes huye y hace aquiescencia el protagonista que se me reveló de la estructura misma: José, el maestro. Quise experimentar con lo clásico: cuatro tablas, dos actores y una pasión. La pasión es el hilo argumental de la pieza. La mentira es el tema. Esas fueron mis expectativas y espero no defraudarme a mí mismo. Es una pieza de texto, una pieza de personajes, luego es una pieza de actores. Cuatro grandes actores que deben sostener la ilusión y el juego a fuerza de pasión. Una pasión que debe transmitirse con la verdad escénica. No puede haber trucos. Esa es otra de mis ilusiones, ahora como director. Es una obra para un público calificado. Trato de huir de lo fácil que resulta ahora escribir una obra dramática y llenar las salas a punta de “apropósitos” cortometristas y cortoplasistas. En esta nueva experiencia teatral quiero sostener la ilusión que existe un público que gusta del teatro, del bien llamado “buen teatro”. Disculpe, amable público, la falta de modestia, pero la humildad es la otra cara de la vanidad. El Grupo Theja siempre ha presentado con orgullo “buen teatro” y hoy, ustedes, amable público, van a vivir una experiencia grata, de “buen teatro” en manos de un equipo de profesionales encabezados por cuatro actores de primera línea: Juan Carlos Gardié, Nacarid, Frank y Marisabella.
Escrito para el programa de mano. 1997
Javier Vidal nos entrega su última obra. La lee en el cálido salón de su casa, rodeado de objetos que nos son tan familiares como su esposa e hijos. El Theja en casa de Vidal es una costumbre ritual. Tiene sabor de teatro, de amigos reunidos, de peña de artistas. Su casa es una fiesta por la diversión y por los encantos de su talento. Su obra “Actos Ilícitos”, pre-anunciada como diálogos del mal, del mal de amores, del mal de engaños, del horroroso mal de la mentira y de la ilicitud de la pasión en medio de tantos males, estaba terminada. Leyó para nosotros con la fuerza de su voz, su emoción interpretativa, su orgullo de creador, su necesidad de anuencia entre artistas amigos. La copa de vino en los labios – también Vidal es un experto en vinos – nos acompañó como el propio elixir de los Dioses. Porque su voz y sus diálogos lo elevaron a la categoría de Un Dios y nosotros en Su Olimpo particular alcanzamos el clímax de nuestra condición hedonista. ¡Qué placer, Vidal! Noche inolvidable la de aquella lectura, que hoy está a la luz de los reflectores de nuestro teatro y del mágico talento de nuestro exquisito Elenco Theja.
Javier Vidal me invita a un ensayo, y vuelvo a tener en el paladar lo que me apasiona decir: ¡Es la mejor obra de Vidal! “Actos Ilícitos” se convierte en una obra madura. Desprovista del gran reparto que acostumbra en su dramaturgia anterior, del movimiento escénico que tiende, por lo general, al ritmo de la comedia, de la frase efectista, ampulosa, de las entradas y salidas constantes que revuelven una y otra vez la acción, en su nueva obra se dedica al diálogo y a la pasión desenfrenada de cuatro personajes que se empeñan en decir su verdad, pero que al quedarse en medias verdades, terminan ahogados en el mar de la mentira. El autor, sabio y hermosamente ético, califica sus actos, o mejor dicho, sus diálogos como “ilícitos”, porque juzga a sus propios personajes mentirosos pero jamás desapasionados. Ahí está la disculpa del autor sobre estos bellísimos ilícitos, sobre estos bienintencionados malditos y ahí el más maravilloso acto de ilicitud dramatúrgico, escénico, interpretativo.
Javier Vidal dirigiendo al Theja es tan festivo como en las veladas de su casa. Javier nos exige a todos entrega, pasión. Es un maniático celoso empedernido que nos reclama lo mejor de nosotros mismos. Él es insaciable, por eso sus montajes son una bacanal. Nos deja exhaustos y satisfechos. Nos hace sentir lo ilícito de la vida, del arte, del teatro.
Theja tiene ese compromiso contigo Vidal, el de la verdad y el del amor. Somos tus más ilícitos amantes.
Escrito para el Programa de mano. 1997
Juan Carlos Gardié, Nacarid Escalona, Frank Spano, Marisabella Méndez.
Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), Congreso de la República.
Fundación Cultural Chacao
TEATRO ALBERTO DE PAZ Y MATEOS DEL GRUPO THEJA-CONAC
TEMPORADA 1997
José Simón Escalona
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