El joven Fedro se encuentra en un gimnasio con su compañero Lisis. Enfrenta al amigo pidiéndole que conversen sobre su amistad porque lo siente alejarse. El musculado Lisis sostiene su argumento: no me gusta el amor, no quiero a nadie a mi lado que se crea enamorado de mí, la amistad entre varones deja fuera el amor. Fedro piensa que es un pensamiento impropio de su inteligencia. Lisis le reclama que su supuesta amistad con Platón, con su inteligencia y arrogancia discursiva esconde un interés que desde su punto de vista es solo sexual y no amistoso. Fedro cree que Platón continúa la prédica socrática: “desear que la persona amada sea lo más feliz posible”. El enfrentamiento los lleva a los puños. Lisis se burla del triunfo de lo espiritual sobre lo carnal, la razón filosófica sobre la pasión, condenando la amistad entre ellos.