HACIA LA CELEBRACIÓN DE NUESTRO 50 ANIVERSARIO
Temporada 1997
Con “Show time” concluyo mi trilogía sobre los medios. En esta oportunidad le tocó a la televisión. Ahora, el medio en mis tres piezas, no es el mensaje, como en MacLuhan. Es simplemente una excusa. Quizá el telón de fondo político es más sustancial, aunque se presente con un barnizado epidérmico.
Cada una de las piezas presenta un medio y un género dentro de una época que induce a una transición violenta. En “Romántica” era la radio, pero también el melodrama. El melodrama no era el discurso dramático, era el metadiscurso de la representación del enunciado. Para decirlo sin tanta petulancia: un juego dentro del juego de la representación. Con “Mojiganga” era el teatro y a la vez la tragedia clásica castellana, pero no era la tragedia el discurso de mi pieza. En esta ocasión es la televisión y la representación de la comedia, pero “Show time”, no es una comedia. Sin embargo las situaciones, acciones y personajes de las tres piezas están mimetizadas de los géneros mencionados. Los personajes representan la comedia en la representación televisual y a su vez viven sus vidas como en una comedia, muy a su pesar.
El telón de fondo en esta ocasión es el nacimiento de nuestra treintona democracia, hoy sucia, bruta, insensible, prematuramente vieja, corrupta, mimada y consentida en sus primeros años de infancia y adolescencia. Aunque esto sí que es marginal en mi discurso escénico, valga como metáfora proyectiva. Ese 21 de enero de 1953, en uno de los estudios de RCTV no es más que una ficción, con personajes antibólicos que recuerdan ciertos y determinados anecdotarios de nuestra historia.
La metáfora y la parodia cobran sentido en el momento mismo de que el grupo THEJA decide seguir haciendo teatro en estos tiempos. El barómetro de la locura del grupo ha reventado. Contra todo aún seguimos levantando el telón. Contra todos, los pioneros hombres y mujeres de la T.V. salían al aire. Era una empresa sin sentido, sin lógica. Contra todas las leyes de gravedad. Sin embargo, no se trata de Newton la cosa, sino de Darwin. Estamos tratando de cruzar el cataclismo. Nos negamos a morir, como los antiguos cómicos.
El teatro jamás morirá. Lo negarán, lo prohibirán, lo vetarán, lo arrinconaran… como están haciendo ahora orquestadamente Estado, gobierno y sociedad civil, pero jamás lo podrán enterrar. Estamos vivos y en tiempo de show.
Escrito para el Programa de mano. 1997.
La excelsa Agustina Martín, a cuya memoria dedica Vidal su obra y el Grupo Theja este montaje, dijo en alguna oportunidad refiriéndose a sus vivencias en los tiempos de una televisión en Venezuela que daba sus primeros pasos y a aquellas interminables jornadas de trabajo en el encierro de los estudios de Radio Caracas Televisión, que: “Prácticamente las veinticuatro horas vivíamos para la escena que nos tocaba representar. A las siete de la noche iba La Novela Palmolive y a las nueve, La Novela Camay. Durante la semana se hacían obras universales de teatro en programas como Gran Teatro del Sábado, Teatro Ford, Teatro del Lunes, Anecdotario y otros más. Sin embargo, los compañeros de trabajo formábamos un núcleo muy amigable porque nos necesitábamos unos a otros. El conjunto de una representación es como una gran orquesta, si alguien no te da el pie debido, eso se hunde. Cada quien sabía que necesitaba mucho al compañero”. ¡La cátedra! ¿No? Pues me tomo entonces para mí esas palabras, y me embarco entusiasta en un proyecto que exige dedicación las veinticuatro horas del día, el claustro del espacio escénico y la orquestación armónica de voluntades entre compañeros que nos necesitamos unos a otros. De resultas, un juguete en dos partes armado sobre el escenario.
La percepción del transcurrir del tiempo no deja de confundirme, sin embargo. Del 21 de enero de 1958 a hoy sólo cabe el pestañeo de treinta y ocho años de difícil Democracia en Venezuela; pero desde la época isabelina a nuestros días el gap es aún mucho menor. Raro, ¿verdad? Casi cuatro siglos en los que florece el Modernismo y el progreso de la civilización, pero cuya inmediatez y peligro de penetración tácita en la vida del hombre, caben casi todo en esos mismos últimos treinta y ocho años. Desde entonces hasta ahora, la tecnología pendula su realidad virtual sobre nuestras cabezas y cada vez menos reconocemos las sutiles diferencias entre pasado, presente y futuro. De allí que desde el instante anterior a ese pestañeo histórico Shakespeare nos desliza al oído el precepto fundamental del oficio del actor. Agustina nos da clases magistrales de la ética y mística del profesi0nal de la escena, mientras que un Vidal Poeta hace lo suyo: advierte y preconiza un futuro incierto para la cultura en la naciente Democracia. El género, incierto hasta para él mismo, se convierte entonces en excusa para la ironía e irrumpe el equívoco. Nos reímos. Pero nos reímos de nosotros mismos, de una sociedad que está feliz ante su entorno irreconocible, aprisionada en él, enclaustrada irremisiblemente en la vorágine de su realidad circundante. Convencida eso sí, de que es absolutamente virtual. Estrella me dirá ahora: ¿Qué comiste hoy?, ¿realidad circundante?, y yo le diré: ¡Shiiito… mi llave! No mencione esa palabra… No existe y está prohibida. Sigo entonces impávido y feliz conectado a los efluvios catódicos de mi pantalla de televisión. ¡Ahhh…!
Para el Programa de mano. 1997.
DIRECCIÓN DE PRODUCCIÓN: José Simón Escalona
Javier Vidal, Julie Restifo, Juan Carlos Gardié, Nacarid Escalona, Gerardo Soto, Aura Marina Larrazábal, Oscar escobar, Frank Spano, Nacho Huett, Emerson Rondón, Alonso Santana, Marco Grimaldi, Hernán Mejía, Silvia Vidal, David Silva.
Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), Congreso de la República.
Marte TV, Fundación Nacional Ciencias y Artes del Cine y la Televisión, Asher´s Bazaar, Oscar Yanes, Rocío Pradas de Vidal, Ricardo Rigobón.
TEATRO ALBERTO DE PAZ Y MATEOS DEL GRUPO THEJA-CONAC
TEMPORADA 1997
José Simón Escalona
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