HACIA LA CELEBRACIÓN DE NUESTRO 50 ANIVERSARIO
Temporada 1995
“Siempre estuve obseso por la idea de un homicidio que, irremediablemente me desprendiera de vuestro mundo”… Nada hay más grande en el mundo que la realidad; nos sorprendemos queriendo y actuando lo que no deseamos, afirmando lo que hemos negado siempre y nos decimos: “estoy preso en la trampa”. Puesto que vivir es recrear, recreamos las imágenes; se nos desaparecen dejándonos frente a frente con el residuo, mezcla de sudor, de sangre, de malos olores de esa realidad; así es como nos identificamos espontáneamente con un personaje que relata el autor. Genet es apariencia, espejismo, truco, magia… Hay que afirmar, si queremos comprenderlo y entregarnos si queremos sentirlo… EL MILAGRO DE LA ROSA nos embruja, y nos dejamos atrapar inmediatamente cuando Genet nos relata sus recuerdos del correccional donde pasó su juventud, donde aprendió a sobrevivir no con nuestra moral, sino al margen de valores invertidos. Nos llevará a ese ladrón que va a cumplir su condena, y nos preguntamos ¿qué ha hecho? Robar. Es la miseria o el entorno que lo ha impulsado a delinquir. ¿Encontrará la sensatez, como poblador de un mundo reflejo en que las relaciones de poder se entrecruzan con los más delicados sentimientos. Sus personajes esconden entre sus gestos, ropajes y símbolos, implacables pasiones; transforman lo más sórdido y obsceno en litúrgico y ceremonial. Sus personajes, en vez de extraídos de una crónica policial, semejan figurines salidos de algún fresco o vitral bizantino. Así se instala en la conciencia de cada uno de nosotros, nos viola, nos llena de horror y de su vértigo.
Genet dice con ironía: “la poesía es el arte de utilizar la merde y hacérnosla tragar…” Genet nos devuelve golpe a golpe… Nos obliga a imaginarnos la transformación de un niño religioso en homicida sin dejar de ser él mismo.
Escrito para el programa de mano. 1995.
CONVENCIONALIDADES
La nostalgia no debe convertirse en una trampa del presente. Pero, si existe la memoria existen los recuerdos. Si viven los recuerdos en nuestra memoria, éstos, a su vez, con-viven con un presente que los deforma. Les da nuevas formas. Los de-forma con la palabra hablada. Los dramatiza en escenarios generacionales.
Si esos recuerdos se transcriben en palabra escrita nace la historia. Y la historia es un relato en presente de los acontecimientos del pasado. El ciclo de la nostalgia persiste en la carne viva de los que vivieron o creyeron vivir un pasado. Todo tiempo pasado es mejor porque ha sido vencido por las fuerzas del péndulo existencial de la angustia. Por eso es mejor, porque el futuro es inasible, inexistente. El pasado vive en nosotros en una memoria caprichosa y subjetiva. Tan azarosa como el mañana. El mañana no existe sino en la muerte y la esperanza, ambas desconocidas y a veces absurdas. Pero tanto pasado como futuro producto de una ficción. Una ficción de la cual nosotros somos los protagonistas. (…)
El encuentro con “otras” convenciones viene muy a pie de página con el reciente montaje de Angélica Escalona sobre un texto de Jean Genet. Angélica no cae en la tentación de la nostalgia posmoderna en la que caí hace años cuando monté “La hora del lobo” que producía en la “nueva” mirada del público joven, el aspaviento del escándalo, la ruptura y la novedad. Reitero que la mirada nueva no está en los que nacen día a día, sino en el signo del devenir del tiempo. Angélica tenía dos caminos para enfrentarse a un nuevo discurso del relato posmoderno escénico: o la parodia o la metáfora. Escogió la segunda. “El milagro de la rosa” es una metáfora del arte que se mira a sí mismo. Eso que llaman algunos “arte por el arte”. Una visión independiente del arte, donde el cuerpo es sujeto y objeto del mismo. Una relación autónoma del arte. En esta ocasión el ingenio de Genet y sus espejos se ven enmascarados por cuatro artistas. (…)
Gerardo Soto, Emerson Rondón, Nacho Huett y Marco Grimaldi, serían a su vez accionistas de esta versión autobiográfica de Genet. Son máscaras, pero son cuerpos que reducen el discurso a una expresión teatral. Efímera. Son poesía en acción, son performances y no-performances, es un evento, una instalación, escultura-ambiente, ambientaciones, ritual sagrado, ceremonia obscena. Es, en fin, el encuentro de “otras” convenciones que reafirman el trabajo de una “no-convencionalidad” agotada.
El trabajo de Angélica Escalona sobre la disolvente dramaturgia de Genet es una renovadora performántica que nos hace reflexionar sobre las supuestas “nuevas” estéticas. (…) La Escalona nos presenta así no solamente un nuevo trabajo, sino un trabajo nuevo sobre las “otras” convenciones escénicas. El resultado no es fácil de descifrar porque las herramientas de su clasificación semiológica aún están por escribirse.
Diario “El Universal”. 12-11-1995
DIRECTOR DE PRODUCCIÓN: José Simón Escalona
Gerardo Soto, Emerson Rondón, Nacho Huett, Marco Grimaldi
Consejo Nacional de la Cultura (CONAC)
Fundación Seguros La Previsora, MarteTV Producciones, Crostz Editora C.A.
Sr. William López “Caracas te quiero”, Sr. Ricardo Rigobon
TEATRO ALBERTO DE PAZ Y MATEOS DEL GRUPO THEJA-CONAC
TEMPORADA 1995
José Simón Escalona
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